Berlín, 19 de Abril de 1945. Último discurso de Joseph Goebbels

Si nuestros enemigos imponen su voluntad,la humanidad naufragara en un mar de sangre y de lagrimas.Habrá guerras y mas guerras que se sucederán prácticamente sin interrupción.Sin duda serán mas reducidas y mas aisladas geopolíticamente que esta guerra porque ya nadie se atreverá tan irresponsablemente a provocar una hecatombe semejante a la actual.Los hombres se mataran por poseer las cosas mas superfluas y banales.Las plutocracias naufragaran en una desesperada carrera por dar cada vez mas lujos a la humanidad corrompida por la molicie.Al final las plutocracias terminaran por no poder dar de comer a una población cada vez mas numerosa.Y vendrá otra vez el bolcheviquismo a ofrecer tentadoramente las mismas soluciones falsas que nos ofrecieron a nosotros.Y aquellos que querrán poner remedio a este estado de cosas no tendrán otra alternativa que volver la vista hacia lo que nosotros hicimos y hacia aquello por lo cual seguiremos peleando hasta el amargo final.Aquellos que quieran mejorar este mundo decadente y corrupto tendrán que comprender plutocracia y bolcheviquismo no son los dos únicos caminos para redimir a la Humanidad de la miseria y el fracaso.Por que hay un tercer camino que es el nuestro.Vendrán hombres que aun sin mencionarnos,porque les estará prohibido o porque temerán hacerlo,intentaran transitar por este camino nuestro.Y serán combatidos y traicionados al igual que nosotros lo fuimos.Pero al final VENCEREMOS porque lo bueno y lo verdadero siempre triunfa en este mundo!

miércoles, 14 de marzo de 2012

Goering, el hombre y su obra.

Orientaciones:
Nacido en el seno de una rica e influyente familia prusiana, Hermann Goering huyó muy joven de las comodidades y prebendas que le proporcionaba su posición social para abrazar la carrera militar. Héroe de guerra, detentor de las mayores condecoraciones, incluyendo la mayor de ellas “Pour le Mérite”, instituida por el Kaiser Federico el Grande, admirador de lo francés y protector de Voltaire. Con veinte victorias aéreas homologadas, lo que implica su presencia en centenares de combates; protector de la aviación, tanto comercial como militar, fue lo que se diría hoy un ministro del Aire tecnócrata por dominar perfectamente su “oficio”. Empezó como piloto en la legendaria escuadrilla Richihofen, de la que llegaría a ser comandante en jefe, y terminó, en la paz y en la guerra, como ministro.
La biografía de Grilzbach, sin caer en farragosas descripciones técnicas, es de una lectura amena y rápida, y descubre aspectos, hasta ahora desconocidos, de la vida privada de uno de los hombres más importantes del pasado siglo XX.
[del prólogo de Joaquim Bochaca]