Berlín, 19 de Abril de 1945. Último discurso de Joseph Goebbels

Si nuestros enemigos imponen su voluntad,la humanidad naufragara en un mar de sangre y de lagrimas.Habrá guerras y mas guerras que se sucederán prácticamente sin interrupción.Sin duda serán mas reducidas y mas aisladas geopolíticamente que esta guerra porque ya nadie se atreverá tan irresponsablemente a provocar una hecatombe semejante a la actual.Los hombres se mataran por poseer las cosas mas superfluas y banales.Las plutocracias naufragaran en una desesperada carrera por dar cada vez mas lujos a la humanidad corrompida por la molicie.Al final las plutocracias terminaran por no poder dar de comer a una población cada vez mas numerosa.Y vendrá otra vez el bolcheviquismo a ofrecer tentadoramente las mismas soluciones falsas que nos ofrecieron a nosotros.Y aquellos que querrán poner remedio a este estado de cosas no tendrán otra alternativa que volver la vista hacia lo que nosotros hicimos y hacia aquello por lo cual seguiremos peleando hasta el amargo final.Aquellos que quieran mejorar este mundo decadente y corrupto tendrán que comprender plutocracia y bolcheviquismo no son los dos únicos caminos para redimir a la Humanidad de la miseria y el fracaso.Por que hay un tercer camino que es el nuestro.Vendrán hombres que aun sin mencionarnos,porque les estará prohibido o porque temerán hacerlo,intentaran transitar por este camino nuestro.Y serán combatidos y traicionados al igual que nosotros lo fuimos.Pero al final VENCEREMOS porque lo bueno y lo verdadero siempre triunfa en este mundo!

miércoles, 14 de marzo de 2012

La noche de los cuchillos largos.

Orientaciones:
El problema más difuso era que el pueblo alemán de 1933 no quería extremismos igualitarios a base de agresiones y enfrentamientos, sino trabajo, normalidad, una renovación ética, artística, sumi­da en purgas y matanzas, junto a miseria.
Hitler quería esta línea, aunque eso llevara un camino algo más lento para controlar todo el apa­rato estatal. Y además Hitler temía por su revolu­ción si el Ejército y los conservadores, con Hindenburg como Presidente del Estado, daban un golpe de Estado militar… un enfrentamiento armado entre el Estado, aun no adaptado al Nacionalso­cialismo, y la naciente estructura NS hubiera sido nefasto, incluso aunque se ganase por parte de las SA, puesto que los muertos y la violencia hubieran dividido al pueblo y creado un lastre tremendo a la renovación pacífica del paro y la economía. Por eso ya en 1933 Hitler había reunido a los gauleiters en la Cancillería del Reich para indicarles que tras la revolución consumada, debía sucederse una normalización del Estado, que “una locomo­tora revolucionaria lanzada a toda marcha y que a la máxima velocidad, sin freno, se aventure por un desfiladero, acabaría despeñada”.
No es cierto que Hitler quisiera ser ‘amigo de los militares’ antes que de sus camaradas de las SA. Lo que no podía permitir es que unos mandos de la SA pretendieran a su vez imponer su fuerza al Estado y poner en peligro el logro del poder y la posibilidad de una revolución pacífica como pedía el pueblo.
[Del prólogo de Ramón Bau]